Imagina una vida donde el pasado se te escapa de las manos y tus orígenes empiezan a desvanecerse.
Imagina. Tan solo imagina tener una vida donde la única certeza son las dudas. Una vida donde el pasado se te escapa de las manos y tus orígenes empiezan a desvanecerse porque no están, porque no son claros, porque todos a tu alrededor te han mentido desde el momento justo de tu nacimiento.
Imagina descubrir un día que la persona a la que has visto desde siempre no es tu madre, que en realidad naciste en otro país, que quizá te raptaron cuando apenas aprendías a respirar o que tal vez quien te trajo al mundo decidió no mantenerte a su lado.
Imagina vivir un solo día con ese dolor, con esa desesperación, con esa tristeza que te agobia el pecho y te arrebata los sueños. Intenta imaginarlo, intenta verte padeciendo esta historia durante veinticuatro horas. ¿Lo sientes? ¿Sientes el desconsuelo, las ganas de salir corriendo, las ganas de entenderlo todo, de descubrir la verdad?
Ahora imagina que ese dolor se prolonga por cincuenta años. Cincuenta años derramando lágrimas, cincuenta años haciendo preguntas sin que nadie responda, cincuenta años dándole la espalda al futuro porque de repente dejaste de entender el presente. Cincuenta años tratando de dar con el pasado.
Esa es la vida que le tocó a Brigitte Bustamante. Dice que nació en Colombia y que su padre se la llevó a Venezuela, al parecer en silencio, en secreto. Dice que a los ocho años se enteró de que la mujer que la estaba criando no era su mamá. Que estando en Venezuela la cambiaron de residencia varias veces enviándola a estudiar lejos de todo y de todos. Que su paradero final fue Caracas porque su abuela temía "que dieran con ella". Sumida en una tristeza dice que hubo un tiempo en el que la llamaban Brity Velásquez. Que su hermana sabía de esta historia, pero que por temor guardó silencio.
Dice que apenas hace un año recibió un papel con el nombre de su progenitora, que apenas hace un año pudo comprobar lo que llevaba décadas sospechando. Que como un golpe del destino se enteró de que su mamá se llama Mery Velásquez, que es colombiana, de Gamarra, por allá en Barrancabermeja. Dice que se ha venido a vivir a Colombia, que como un grito de rebeldía está trabajando en Barranquilla. Dice que aunque no se queja de la familia que tuvo y de la vida que vivió, necesita respuestas. Que tiene derecho a conocer la verdad. Que su sueño más grande es conocer a su mamá. Que está tocando puertas, está pidiendo ayuda, que está haciendo lo que puede.
Por eso hoy el texto de hoy está dedicado a ella, al dolor, a las dudas, a la fortaleza, al seguir adelante incluso cuando no tienes nada, cuando te lo han arrebatado todo. Por eso hoy les cuento esto a ustedes, por eso me atrevo a pedirles que nos ayuden difundiendo esta publicación. Quizá así demos con un dato, un pequeño dato que nos lleve a la verdad. Si pudieron imaginar, si pudieron ponerse en el lugar de Brigitte, sus corazones les dirá qué hacer.
---------- Imaginar para entender al otro, se llama empatía. Ojalá pudiéramos practicarla un poco más. Nos leemos el próximo domingo.
Abrazos, Lola.
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