Aprendí que cuando un corazón se rompe el verano solo dura diez minutos y el invierno tres décadas.
Foto: Brahiam Domínguez
Cuando era pequeña mi madre pensaba que yo iba a ser atleta, pues me la pasaba corriendo de un lado para otro, saltando barreras invisibles e ideando interminables competencias con mis primos para descubrir quién era más fuerte, más veloz y resistente.
Con el paso de los años fui adquiriendo nuevos gustos e ideales. Creí que yo estaba para construirles casas a los más necesitados, salvar la vida de los animalitos sin hogar y descubrir la cura de enfermedades que no perdonan nada.
Pero el camino me enseñó otras cosas. Aprendí, por ejemplo, que un desamor hiela más que los torrenciales de abril, que una despedida te hace sangrar más que la mordida de un rottweiler; que cuando un corazón se rompe el verano solo dura diez minutos y el invierno tres décadas; que los girasoles no se mueven si ella no lo ordena, que en el Pacífico cae nieve si uno no es capaz de soltar las palabras que le ahorcan; que mamá es la palabra más bonita del mundo y que hermana es el verdadero significado de los ángeles, que si tus abuelos cierran los ojos para siempre se detiene el tiempo, que ellos son el contenido y la forma de este universo llamado vida.
Aprendí también que perro es la cura que Dios le dio a las heridas y que gato es el único pañuelo capaz de convertir las lágrimas de dolor en ríos de los que brotan vida.
Descubrí que la paz se oculta en los abrazos, que a veces es más placentera una sonrisa que el mismo sexo, y que uno anda desnudo y vulnerable por el mundo si nunca ha leído poesía.
Entonces entendí que por mis venas no corría solo sangre, sino fragmentos de Neruda, Cortázar y Benedetti; pedacitos de Pizarnik y el olor de Szymborska. Comprendí que si no he soltado viejas historias, si no he vaciado la copa de vino, si no he apagado lo último que queda de vela, si siempre vuelvo al mismo puerto donde descubrí que las nubes hablan y el mar camina, si mi cuerpo se deshace con la arena de la playa y se reconstruye con la voz de mi madre, es que en medio de todo yo soy sobre todo, letras.
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